Si ya lo sabíamos, ¡¡¡tanto hacer crecer Chlamydomonas en pepinos en la facultad tenía que servir para algo!!! ¡tantas horas estudiando la fijación de nitrógeno en algas!
Bueno, pues eso, los compañeros del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-Tecnalia han comprobado que nuestra amiga Chalmydomonas acidophila es capaz de digerir residuos orgánicos agroalimentarios, asimila el amonio producido a razón de 2-5 g/lt y evita que se volatilice como amoniaco a la atmósfera o vaya a acuíferos y corrientes de agua.
Esta alga no sólo mantiene nuestra atmósfera más limpita y nos ayuda a deshacernos de nuestros incómodos residuos, sino que su población puede servirnos para producir compost, fertilizantes y biogás. Y ya rizando el rizo, nuestras chicas son fuente de luteína, el aditivo alimentario.
Por sus aplicaciones en cosmética, biomedicina, alimentación y producción energética y de biocombustibles, las microalgas, fotosintéticas y fijadoras de carbono, son muy polivalentes, versátiles y atractivas para desarrollar pequeñas industrias de base tecnológica, ¡que buena falta nos hacen!
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