¿Es posible un mundo sin petróleo?
Si atendemos a las teorías catastrófistas que aventuraban el agotamiento de los yacimientos para principios del siglo XXI, ya vamos por 2013 y con nuevos yacimientos detectados que junto a la mejora de los métodos extractivos y al polémico fracking (fracturación hidraúlica, hydraulic fracturing) van a alargar esa temida fecha a partir de la cual la demanda de petróleo solo pueda hacer una cosa: descender.
Estas teorías han dado paso a otras en las que se propugna que la demanda de petróleo en años venideros va a ser cada vez menor y el mundo consumiría menos petróleo. ¡Toda una revolución!
El constante debate sobre el agotamiento del crudo, su oferta en declive, su demanda en permanente fase creciente y precios totalmente desorbitados auguraban un colapso económico global. Pero algunos analistas apuntan a que la demanda de petróleo tocará techo, se estancará y caerá. Es decir, pasaremos del pico de oferta al pico de demanda.
Y esto... ¿para cuándo?
No va a ser a corto y medio plazo. Seguiremos consumiendo los 90 millones de barriles de crudo diarios, que pueden incrementarse a los 100 barriles en 2035 si atendemos a la Agencia Internacional de la Energía. Pero serán las economías emergentes las que soportarán la mayor demanda, es decir, nosotros no.
Y es que en Estados Unidos y Europa hace años que se observa una ligera caída en la demanda de crudo, debido al avance en eficiencia energética. Y esto explica que el crecimiento de la demanda de petróleo pueda llegar a su tope antes de lo que los mercados esperan. Los más interesados podéis leer este informe: Global oil demand growth. The end is nigh (Crecimiento de la demanda global de petróleo. El final está cerca).
La demanda del gas natural licuado y su peso en la economía global (en la industria petroquímica, en la generación de energía, en el transporte) y la eficiencia energética en todos los sectores y especialmente en automoción y transporte son las dos tendencias que lograrán el estancamiento del consumo en los 92 barriles antes del año 2020.
La eficiencia energética en automoción se dirige a nuevos modelos de automóviles y vehículos industriales que consumen menos combustible junto al fomento de los modelos eléctricos.
Lógicamente es de esperar la reacción de los países productores de petróleo, que respondan con una disminución del precio del barril para tener controlado al mercado. Y también lógicamente esto afectará a industrias y consumidores que elegirán su vehículo en función del combustible más barato.
Es por ello que nuevamente se hace patente la concienciación que debe imperar para hacer una apuesta clara por otras formas de energías más limpias para el planeta y más sostenibles en sus tres esferas, social, ambiental y económica.
Más información:
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