martes, 5 de marzo de 2013

El Mediterráneo afectado por el cambio climático


Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha constatado que el cambio climático podría modificar las corrientes del Mediterráneo y alterar la pesca de algunas especies.

   Así comprobó en sus estudios, que han aparecido en el último número de PLOS one, que la corriente de agua atlántica que irrumpe en el Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar comúnmente conocida entre los investigadores de la zona como 'El Chorro Atlántico' es la responsable de que el Mar de Alborán, ubicado en el extremo más occidental de la cuenca mediterránea, haya presentado tasas muy diferentes de captura de anchoas en distintos años.

   En el Estrecho de Gibraltar, como punto donde el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo se unen, ocurre un particular intercambio: las aguas profundas mediterráneas pasan al Atlántico, y las aguas superficiales atlánticas entran en el Mediterráneo. Este intercambio es una de las razones de la rica biodiversidad que caracteriza a la región, y de su elevada producción primaria.

   El equipo de investigación ha comprobado que cuando esas aguas superficiales entran se produce en la cuenca de Alborán una fuerte dispersión que desplaza los ejemplares de anchoa en estado larvario; lo que posteriormente repercute en bajas tasas de captura.

   En opinión de Javier Ruiz, investigador principal, el estudio permite pronosticar cuál sería el panorama pesquero futuro si las aguas mediterráneas se tornaran más salinas o cálidas. Así, si como consecuencia del cambio climático, se diera un escenario de escasez de lluvias, las aguas mediterráneas se harían más salinas y por lo tanto más densas y pesadas, entonces, mayor sería la corriente de salida de aguas profundas desde el Mediterráneo, y como consecuencia el 'chorro atlántico' irrumpiría en la superficie de Alborán con más potencia, causando así una mayor dispersión de larvas y menos capturas.

   Por el contrario, si se diera un escenario de aguas más cálidas, las aguas mediterráneas perderían densidad y el 'chorro atlántico' sería menos intenso, causando menor dispersión y desplazamiento de larvas, y por lo tanto abundantes pescas futuras. Enfatiza Ruiz que el Mediterráneo parece enfrentar esas dos tendencias contrapuestas, aguas más salinas y cálidas, sin que resulte aún evidente a la comunidad científica si en el  futuro el 'chorro atlántico' será de mayor o menor intensidad

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