martes, 8 de octubre de 2013

Aislamiento vegetal: muros verdes

En el sector de los aislamientos va tomando forma una novedosa aplicación de la jardinería. Se trata de los jardines verticales, green walls o muros verdes

Desgraciadamente en las ciudades los espacios verdes se ven reducidos. A veces incluso no alcanzan los 20 m2 por habitante que recomienda la UE. Y ahí tienen su espacio los muros verdes.

Aquí tenéis el muro verde de 24 m de altura y 15.000 plantas de 250 especies diferentes del edificio de CaixaForum en Madrid integrado desde 2008 en el Triángulo del Arte. Fue diseñado por el botánico francés Patrick Blanc, el cual introdujo este concepto en los años 80 con la fachada del Musée du Quai Branly de París en busca de la integración de la naturaleza en la vida de las personas.



Poco a poco los muros verdes se han conseguido hacer un hueco en el mercado no sólo destinado a edificios públicos o establecimientos comerciales, también en viviendas particulares.

Resultan de beneficiosos para las ciudades, no sólo por sus beneficios paisajísticos reduciendo el impacto ambiental visual del asfalto y las fachadas sino también de interés turístico y ambiental. Su interés turístico estriba en que llaman la atención del viandante al ser auténticas obras de arte pudiendo convertir en singulares los edificios que los contienen. En una tienda situada en una zona comercial puede hacer que destaque sobre el resto de las vecinas, y las personas miren su escaparate o incluso entren. En un negocio de hostelería igual.





A nivel ambiental el muro verde es un excelente sumidero de CO2 que filtra el polvo ocasionado en las ciudades por las industrias y sobre todo por el tráfico rodado y retira de la atmósfera compuestos orgánicos volátiles (COVs) y metales pesados como cadmio y plomo que de otro modo quedan suspendidos en el aire. Depura el aire pues un metro cuadrado de cobertura vegetal de un jardín vertical genera el oxígeno que necesita una persona al año. También actúa como aislante térmico y acústico.







En viviendas particulares sus características como aislante se aprecian con más detalle, sobre todo en las reducciones de las facturas de consumo eléctrico. En verano la evapotranspiración de las plantas proporciona sombra a la fachada y refrigeración al edificio. Este hecho es más evidente en las fachadas orientadas al sur y expuestas largas horas al sol. Si el muro verde es capaz de reducir entre 1 y 5ºC la temperatura, esto se traduce en el interior de la vivienda en una reducción del 50% en refrigeración. En invierno reducen el enfriamiento y mantienen una capa de aire entre la pared y las plantas, lo que se traduce en un ahorro del 30% en calefacción.

En cuanto al ruido lo amortigua como cualquier pantalla acústica vegetal, muy interesante en edificios situados en zonas expuestas a elevados niveles de ruido ambiental. En función del grosor de la cubierta notaremos el grado de amortiguación.

Otro aspecto de interés es la selección de las plantas adecuadas, mínimamente invasivas en los paramentos de las fachadas. Además el muro verde protege la pared de las inclemencias meteorológicas más dañinas: granizo, lluvias y radiación ultravioleta.

Los jardines verticales también pueden situarse en interiores donde igualmente tiene efectos beneficiosos como en la recircularización del aire, el ahorro en climatización, la sensación de bienestar que producen en los habitantes (reducción del estrés, relajación, confort). En cuanto al consumo de agua, las estructuras sandwich sobre las que van insertos llevan incorporado un sistema de autorriego y recircularización del agua sobrante. Esto es muy interesante por enfermedades asociadas como la Legionella.



Los techos verdes son otra opción a considerar, aprovechando las cubiertas impermeables. En Buenos Aires tienen la Ley de Techos o Terrazas Verdes por la cual los propietarios de edificios con cubiertas vegetales reducen sus impuestos de limpieza urbana y alumbrado dado que con su cubierta contribuyen a minimizar el efecto de isla de calor de la ciudad y mejoran la calidad del aire. En otras palabras, es una estrategia de lucha frente al cambio climático.




En el siglo XXI puede interpretarse la vegetalización de las fachadas como un eficaz agente de sostenibilidad de las ciudades. Para esto se unen por una parte las nuevas tecnologías y por otra la arquitectura contemporánea paisajística y bioclimática. Es el caso de la empresa sevillana de base tecnológica Terapia Urbana especializada en este sector en alza.
                              

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