martes, 1 de octubre de 2013

La próxima revolución: solar

Si desde la revolución industrial de finales del siglo XVIII el hombre ha avanzado en la conquista del mundo con sus transformaciones socioeconómicas y tecnológicas, ahora,en la segunda década del segundo milenio se aventura una próxima revolución, la solar.

En los post Consume tu propia energía del 27 de agosto y Hacia un mundo sin petróleo del 6 del presente mes, ya indicábamos la necesidad de acabar con la dependencia de los combustibles fósiles en aras de conseguir esa anhelada eficiencia energética que,con la tecnología a nuestra disposición, es posible.

Pero para los espíritus despistados ha tenido que venir el IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU) para recordarnos que entre las numerosas contribuciones humanas está el impacto que las actividades antropogénicas causan al planeta, en concreto un 95% de posibilidades de que el cambio climático sea producido por nuestra especie.

El IPCC vuelve a incidir en el mismo punto que en el pasado informe de 2007: si no se ponen freno a las emisiones de GEI las olas de sequías, inundaciones, calor, incrementos del nivel del mar y deshielo de casquetes polares y glaciares harán estragos en diferentes partes del planeta y el coste (ambiental, humano y económico) lo tenemos que asumir TOD@S.

Si bien los modelos climáticos y sus interpretaciones son variables, la base científica para hacer estas estimaciones cuenta con millones de mediciones de alta resolución, que no son evidencias sino certezas. 

David King (Universidad de Cambridge) y Richard Layard (economista de la London School of Economics) nos proponen en su manifiesto Tenemos que cosechar la energía solar la creación de un Programa Solar (Sunpower Programme) al estilo del Programa Apolo (llegada a la Luna) y al Proyecto Manhattan (bomba atómica).

Pretenden abaratar los costes de la energía termosolar y fotovoltaica, diseñar métodos eficaces de transmisión y almacenaje. En contra: para esto se necesita una meta definida con una fecha límite, un presupuesto público y una acción política que lo apoye. 

En definitiva y cada vez más: "O te aclimatas, o te aclimueres"

¿Qué es lo que queremos?

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